Un fantástico drama judicial y social |
Otras dos cintas sublimes llegaron a los cines de todo el mundo durante ese lustro. Ambas de una calidad incuestionable pero totalmente diferentes en cuanto a temática. Anatomía de un asesinato (1959) y ¿Vencedores o vencidos? (El juicio de Nuremberg)* (1961) corroboraron el grandísimo momento que estaba atravesando este género. Una centrada en el nazismo y dirigida por el mejor artífice de dramas judiciales en la gran pantalla, Stanley Kramer, y otra creada para lucimiento de un maravilloso James Stewart por parte de un inspiradísimo Otto Preminger. Las dos películas se sirven de los tribunales de justicia para desarrollar su puesta en escena, y aunque una se apoye en ellos casi en su totalidad (la de Kramer) ambas saben aprovecharlo a la perfección, consiguiendo que el espectador no desconecte y mantenga sus ojos siempre fijos en la pantalla.
Gregory Peck en su mejor papel |
En la época de la Gran Depresión, en una población sureña, Atticus Finch (Gregory Peck) es un abogado que defiende a un hombre negro acusado de haber violado a una mujer blanca. Aunque la inocencia del hombre resulta evidente, el veredicto del jurado es tan previsible que ningún abogado aceptaría el caso, excepto Atticus Finch, el ciudadano más respetable de la ciudad. Su compasiva y valiente defensa de un inocente le granjea enemistades, pero le otorga el respeto y la admiración de sus dos hijos, huérfanos de madre.
El mejor padre de cine |
Escenas intensísimas |
El problema es que Matar a un ruiseñor se estrenó en un año muy completo. En 1962 Lawrence de Arabia arrasó en los Oscar y otras películas como ¿Qué fue de Baby Jane?*, El hombre de Alcatraz o Días de vino y rosas (película por la cual Jack Lemmon habría ganado el Oscar de no ser por la presencia de Peck), también coincidieron en su (año de) estreno.
Matar a un ruiseñor no cae en la sensiblería a pesar de contar un tema que bien podría haber jugado fácilmente con los sentimientos del espectador, pero el largometraje se contiene, no sólo desde el punto de vista argumental sino también en sus actuaciones, aportando una dosis de realismo que la convierten en una de las mejores películas de la historia del cine y cuyo visionado es una experiencia inolvidable para todo seguidor del Séptimo Arte.
Lo mejor: Pocas veces se cuentan historias tan perfectas en el cine. Y Gregory Peck, sin duda su mejor interpretación.
Lo peor: Nada.
Nota: 9,5/10
Nota: 9,5/10
2 comentarios:
Hombre tengo que verla :D
La vi hace ya bastante tiempo y me conmovió una barbaridad, y al leer tu reseña me han entrado ganas de volverla a revisar, así que creo que caerá en alguna de estas calurosas noches de verano. Enhorabuena por el blog.
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